sábado, febrero 26, 2005

Concierto en el 21. Kusturica and the No Smoking Orchestra

Bueno, yo soy medio maletón para esto de las crónicas y/o reseñas, así que haré el intento.


Llegamos al Salón 21 antes de las ocho de la noche, cuarto para. Una cola que parecía de boletos para la final de los Pumas (bueno no tanto, pero casi llegaba Circuito Interior) Yo confiado en que por llegar temprano nos iba a tocar mesa (y que teníamos para una botella que es un requisito engañoso en ese lugar), las ocho y cuarto y empezamos a entrar al recinto... Unas edecanes regalan paletas magnum. Entro. ¡No hay mesas en la parte de abajo! bueno, hay suficientes arriba, quiero subir y "Joven, me muestra su gafete V.I.P" ¿eh? No sabía que necesitaba gafete para ser muy importante, pero bueno, con esos gorilones pues ni hablar. Nos quedamos abajo. Un poco decepcionado. Una chela 25 pesos, bastante decente para ser el 21, entonces entendí todo. Nos habían segregado. Alcohol barato para nosotros, y mesas arriba para la G.M.I. (Gente Muy Importante) que como siempre fue la más apática. Empezó a tocar un grupo llamado los fasjflasfjalsdfjasd pobres (terminaba en pobres, eso sí) y la verdad pobres, tocaban remal, dos canciones y ya los estabamos bajando a chiflidos y refrescadas de sacrosantas (madres). Pero en ese momento de tensión, entraron tres muchachas que empezaron a cantar como las Trillizas de Belleville. ¡wow! Buena voz, y en eso yo pensaba, ah, deberían de cantar algo de Oh Brother Were art tou (de los Cohen), Zaz, que la cantan, la gente estaba ya contenta. Entrando en calorcito y en ambiente. Otra cerveza y unas papas a la francesa. Acaban su show, se bajan, empiezan a instalar los micros y a acomodar el equipo... de repente... ¡splash!!! un platillazo y lo primero que pensé fue que habían empezado sin decir siquiera ¡agua va! Pero no, era ni más ni menos que el himno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. No tuve más remedio que ponerme firmes y cantar junto con Zirahuén y varios que nos veían como locos y no sabían que hacíamos. Con esa entrada yo me daba por bien servido, mis 350 pesos habían valido la pena, y cualquier frustración por no haber tenido mesa, había desaparecido. Luego pues entra la No Smoking Orchestra. ¿Qué les puedo decir? excelente. simplemente. Tocaron, tocaron, tocaron, brincamos, brincamos, aplaudimos y gritamos. Muuuuuuuuuuuuuuuuuchas gracias! Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuchas Gracias Ciudad de México decía el cantante. Subieron a bailar a gente de abajo, muchachas, por supuesto. luego subieron otras dos a detener un arco gigante para que el Juez (el violinista) tocara.




Algunas de las canciones fueron: Gato Negro gato blanco. una de underground (creo que una parte de mesecina), Bubumara, una de la vida es un milagro, el demonio, entre otras que no recuerdo los nombres. Cierran con una rola larguísima que se extendía y se extendía. La gente quería más. Tuvieron dos o tres canciones más y ya. El "Jet Lag" decía el cantante, "llegamos ayer", así que despues de un poco de fervor latino al grito de Otra y "Unt-za" Los dejamos ir. Vuelve a sonar el Himno Soviético. Se me vuelve a poner chiníta la piel y lo volvemos a cantar (Zirahuén y yo, no ví a nadie mas, solo unos puños en alto, en algún lugar) ¡Qué manera de empezar y acabar un concierto!


Una chica con voz demasiado fresa hace la despedida agradeciendo a Cinemex y al Ficco, bla bla bla. Ponen Punchis punchis después. Error, la gente se va saliendo ràpido. Yo me fui a mi casa, a poner las rolas que me faltaron( Mesecina, Tango, Ringe Ringe Raja, y tomar unas chelas y un vino con mis cuates.